¿Qué apostamos a que el segundo ingrediente de tu champú es Sodium Laureth Sulfate? Bueno, si ya usas cosmética ecológica, quizás no (aunque te puedes llevar sorpresas). Si no, coge el bote de champú y comprueba si el primer ingrediente es Aqua y el segundo Sodium Laureth Sulfate. Después, la próxima vez que vayas al supermercado, mira toda la oferta de distintas marcas y para distintos tipos de cabello, y comprueba, de nuevo, como los dos primeros ingredientes son estos. Lo mismo se puede decir de los geles de ducha. Si cambias el supermercado por la farmacia (gracias a la falsa creencia de que los cosméticos de farmacia son mejores) el resultado seguirá siendo el mismo. Ídem si decides entrar en El Corte Inglés y gastar en marcas mucho más caras. Así que, pongamos que entre el agua y el surfactante pueden superar el 90% de la formula, terminaremos pagando cantidades sumamente dispares para llevarnos a casa un producto esencialmente idéntico. Las diferencias acaban siendo algunos excipientes, quizás extractos vegetales en muy baja concentración, perfume, color y textura…
Los sulfatos son ampliamente usados en cosmética por su efectividad como detergentes y surfactantes (generadores de espuma). Los dos más comunes son el Sodium Laureth Sulfate y el Sodium Lauryl Sulfate. También se pueden hallar como Ammonium Laureth o Lauryl Sulfate y Sodium Coco, Coceth, Cocoyl, o Myreth Sulfate. Su presencia en un champú o gel de ducha puede ser de alrededor del 35% de la fórmula. Además de ser baratos y efectivos, ¿qué otras propiedades “maravillosas” tienen los sulfatos y por qué hablamos de ellos? Vaya aquí un listado, resumido en la medida de lo posible:
- Aumenta el nivel de penetración en la piel de otros ingredientes y se puede acumular en el hígado o el riñón.
- Irritante ocular. Traduzco parte de un texto de David Steinman para Healthy living: «Sin embargo, mientras que los detergentes aniónicos (como el Sodium Lauryl Sulfate) son los más irritantes para el ojo, los detergentes no iónicos son menos irritantes. Es más, según Tom Conry, autor de la Guía del Consumidor de Cosméticos, «Algunos de los tensioactivos no iónicos se cree que anestesian al globo ocular. Aunque no hemos sido capaces de localizar todos estos tensioactivos anestesiantes, los más comunes son Cocamide MEA y DEA, y Lauramide DEA y MEA.» Esta es la razón por la que los detergentes aniónicos se combinan frecuentemente con detergentes no iónicos para hacer champús suaves para los ojos. En resumen, mientras que los detergentes aniónicos más agresivos son irritantes para los ojos, el globo ocular ha sido anestesiado por detergentes no iónicos también incluidos en la formulación. Mira las etiquetas de champú y tales combinaciones serán evidentes. Además, según el American College of Toxicology, «Las pruebas muestran daños permanentes en los ojos de los animales jóvenes mediante contacto con la piel en zonas no oculares. Los estudios indicaron que el SLS impide que los ojos de los animales jóvenes se desarrollen de forma adecuada mediante la posible desnaturalización de las proteínas y no permitiendo la formación estructural adecuada. Este daño fue permanente.»
- Es irritante de la piel y alergizante (1, 2 y 3). Un informe de The Cosmetic Ingredient Review concluye que los sulfatos son irritantes en concentraciones de un 2% o más, y recomienda que los cosméticos no contengan concentraciones superiores al 1%.
- El Sodium Laureth Sulfate es menos agresivo que el Sodium Lauryl Sulfate, pero su fabricación se lleva a cabo mediante un proceso de etoxilación (añadiendo óxido de etileno). Este proceso genera un subproducto, el 1,4-dioxane, que se considera cancerígeno. Al ser un contaminante del proceso de fabricación, no aparece en la etiqueta, aunque su presencia ha sido constatada.
- El Sodium Laury Sulfate es usado como herbicida y pesticida, repelente de garrapatas y pulgas en champús para mascotas y para el control de plagas de cucarachas.
- Es tal la densidad de información, en algunos puntos discutible y contradictoria, que añado cuatro enlaces en inglés a partir de los cuales se puede profundizar en la relación entre los sulfatos y la caída del cabello, las cataratas, irritaciones de la mucosa bucal, etc. (1, 2 , 3 y 4)
Estos son algunos de los motivos por los que resulta recomendable evitar cosméticos con sulfatos. Se calcula que alrededor del 95% de los champús comerciales contienen sulfatos. También están presentes en los geles de ducha, jabones de mano, pastas dentífricas, etc. Como hemos comentado anteriormente, no resulta fácil encontrar productos con fórmulas libres de sulfatos, ni siquiera en farmacias o tiendas de “alta cosmética”. Marcas que usan la baza de lo natural y ecológico tampoco se libran. La firma griega Apivita (a la venta en muchas farmacias), una de las potentes en el campo de la cosmética natural, usa Sodium Laureth Sulfate en once de sus trece tipos de champú diferentes. Y eso que, en los dos que están libres de SLES, ellos mismos incluyen este aviso: “No contiene SLES, un agente tensioactivo que puede causar, cuando se utiliza con frecuencia, irritaciones en el cuero cabelludo y una producción sebácea excesiva.” Cosmètics Giura, marca catalana de cosmética ecológica artesanal, también incluye SLES como segundo ingrediente en muchos de sus champús y geles de baño. El gel de baño de la línea ecológica de la marca Lida (con certificación de Ecocert) cuenta con el Sodium Lauryl Sulfate como segundo ingrediente. Otras marcas, también “disfrazadas” de naturales, con esta problemática son Klorane, Yves Rocher, L’Occitane, Lush (que incluso dedica un apartado en su web a defender los sulfatos), Korres, etc.
En Plántate en la ducha ya tenemos previstas publicaciones sobre surfactantes alternativos y opciones a la hora de escoger un champú. Próximamente, ¡aquí!