Todos los años, al llegar el verano, el mismo dilema: ¿Uso un protector convencional con filtros químicos o uno ecológico con filtros minerales que me hacen parecer un fantasma? El protector solar es el producto peor resuelto hasta el momento por la cosmética ecológica. Cremas solares muy naturales, sí, pero que cuesta extenderlas más que mantequilla congelada sobre pan frío, que se “cortan” solas después de un rato expuestas al sol dentro del bote (al final tienes liquido con tropezones sólidos), que te dejan un rastro blanco fantasmal sobre la piel, etc. Y si encuentras un protector con filtros minerales que se absorbe bien y no deja rastro, entonces puedes empezar a preocuparte por las nanopartículas ¡Una fiesta, vamos!

La exposición moderada al sol tiene múltiples beneficios. Entre otros la síntesis de vitamina D y la mejora de algunas condiciones de la piel. El sol es un medicamento natural para la psoriasis. No son necesarias horas de exposición, sino que 30 minutos bastan para mejorar el estado de la piel, dado que los rayos ultravioletas del sol son beneficiosos para la piel irritada.

Parte de la investigación científica y el desarrollo de productos cosméticos se centra en la reducción de los síntomas asociados a la sobreexposición o las quemaduras solares, llegando a descubrir la molécula que causa la piel roja y el dolor tras la exposición solar, y planteando el desarrollo de bloqueadores o inhibidores de esa molécula. Esto, a priori, puede resultar un arma de doble filo, ya que estaremos “anestesiando” los mecanismos naturales de nuestra piel que nos avisan de que llevamos demasiado tiempo expuestos al sol, generándonos una falsa sensación de bienestar que no impedirá el daño genético asociado a la sobreexposición.
 

La piel lo trae de serie

Nuestra piel ya viene con protección solar de serie. La eumelanina (uno de los dos tipos de melanina que tiene nuestra piel y cabello) es un potente fotoprotector; absorbe la radiación UV y es responsable del bronceado de la piel. Por otro lado, el ácido urocánico previene las quemaduras solares mediante una eficiente absorción de la radiación UV. Es un metabolito del aminoácido histidina, por lo que se aconseja el consumo de alimentos ricos en su contenido. El ácido urocánico también se encuentra presente en el sudor, por lo que no es recomendable el uso de cremas que taponen los poros de la piel o reduzcan la sudoración (principalmente las que llevan aluminio, parafinas y/o siliconas). Por lo tanto, el sudor no solo sirve para regular nuestra temperatura corporal, sino que riega nuestra piel con un filtro solar.
 

Por la boca

El mejor comienzo para preparar y proteger nuestra piel de la exposición al sol es a través de la ingesta de algunos alimentos.

El licopeno, presente principalmente en el tomate y frutas rojas como la sandía, protege contra las quemaduras solares y la acción de los radicales libres. Un consumo de 16 mg cada día puede aumentar la protección solar en un 30%; una taza (240 ml) de zumo de tomate aportan unos 23 mg de licopeno. No debemos preocuparnos si es tomate procesado, como salsa o kétchup, ya que el calor cambia el licopeno a una forma más absorbible.

Ahora llega mi parte favorita, una excusa más (por si hacían falta) para los chocolateros. Comer chocolate mejora significativamente la protección de la piel contra la radiación UV. Eso sí, esta capacidad es debida a su alto contenido en flavonoides, contenido que se pierde en gran medida en el proceso de manufacturación del chocolate. Por lo tanto, lo ideal es consumir un chocolate elaborado mediante procesos que respetan el alto contenido en flavonoides. Comprar chocolate crudo, cuanto más negro mejor, sin leche ni azucares añadidos, son algunos de los criterios a seguir.

Vegetales de hoja verde (ricos en carotenoides y antioxidantes), pescado o semillas de chía (ricos en omega 3) y vegetales de color naranja (beta caroteno) son otras interesantes opciones alimentarias para proteger nuestra piel de los efectos nocivos del sol. “La espinaca, el repollo crespo y la acelga, reducen el riesgo de carcinoma en un 50%, según la revista ‘International Journal of Cancer’.”.
 

Filtro, ¿qué filtro?

Volvamos al tema de los filtros que llevan las cremas solares. Los filtros químicos penetran en la piel y actúan absorbiendo y dispersando la radiación, generando reacciones que producen pequeñas cantidades de calor y subproductos de degradación. Los filtros físicos o minerales actúan reflejando la luz ultravioleta.

El problema con los filtros químicos viene motivado principalmente por su acción disruptora endocrina, alergénica y generadora de radicales libres. Uno de los más usado es el Ethylhexyl Methoxycinnamate (también conocido como Octyl Methoxycinnamate u Octinoxate), el cual es un conocido disruptor endocrino, mostrando actividad estrogénica y efectos neurológicos. Otro filtro químico habitual es la Oxibenzona, también disruptor hormonal, alergizante, asociado a la endometriosis en mujeres y responsable de dañar las barreras de coral.

El problema de los filtros minerales es que pueden inducir la formación de radicales libres y existe una gran controversia respecto del uso de nanopartículas. El modo que han encontrado algunas marcas de evitar el problema del rastro blanco sobre la piel es usar partículas minerales de un tamaño mucho más pequeño que resultan invisibles y se distribuyen mucho mejor; la polémica viene por la capacidad de ser absorbidas y llegar al torrente sanguíneo. El asunto de las nanopartículas habrá de ser resuelto legalmente de manera más concisa, resultando confuso ahora que tamaños son seguros y cuáles no.

Algunos aceites vegetales y extracto de plantas también funcionan como filtros con valores relevantes de factor de protección. Los más destacables son el aceite de sésamo, el aceite de karanja, el aceite de coco, el aceite de frambuesa, el aloe vera y el extracto de regaliz.
 

Precauciones y recomendaciones

El alcohol es fotosensibilizante y puede producir manchas en la piel durante la exposición al sol. Por lo tanto, no es recomendable usar cremas con alcohol o perfumes al exponerse al sol. Es debido a ello que la gran mayoría de los perfumes llevan en su formula el filtro químico Ethylhexyl Methoxycinnamate.

Llega el momento de la verdad, ese en el que nos mojamos y recomendamos unos cuantos protectores de los disponibles en el mercado. Partiendo de que, de momento, no hemos dado con el producto ideal y casi todos tienen alguna pega en su formulación, recomendaríamos los tres siguientes:

  • Los protectores solares de la marca griega Apivita. A la venta en algunas farmacias y la parafarmacia de El Corte Inglés. Esta marca combina la investigación y formulación científica de una marca convencional de alta gama con el uso de extractos vegetales y productos de la abeja de producción ecológica. Sus solares son de esos que dan ganas comérselos; textura y olor deliciosos. Absorción y protección impecables. Combinan filtros minerales con alguno químico. Se cuelan en la formula algunos ingredientes discutibles, pero se añaden algunos innovadores. Se sustituye, como ingrediente principal, el agua por infusión de té verde orgánico, de alto contenido en polifenoles antioxidantes. Además, se añade licopeno, propóleo, regaliz, lavanda de mar, entre otros.
  • Los protectores solares de la marca italiana Anthyllis. Se gastaron pasta para ser el protector solar “oficial” de la bazofia televisiva ‘Supervivientes’. Obviando tan sonrojante precedente, sus solares cuentan con una de las mejores certificaciones ecológicas (la italiana ICEA), son los únicos en cumplir con el estándar EcolCare (respeto del ecosistema marino) y son testados para su contenido en metales pesados. Formulas casi impecables repletas de ingredientes de origen vegetal ecológicos y filtros minerales. Muy buena absorción. A la venta en algunas farmacias, parafarmacias y herbolarios.
  • Protector Solar Mineral SPF 30 de Jason Natural. Formula correcta y buena absorción. A la venta en tiendas online como iHerb, herbolarios y la cadena de supermercados Veritas (Cataluña). Recomendamos este en concreto y no otros de la misma marca, repletos de filtros químicos.

Para terminar, tres lecturas recomendadas con las que ampliar conocimientos: la Guía de protectores solares de EWG, La historia no contada del cáncer I. El sol, las cremas y la epidemia de melanomas y Cremas para el sol seguras: Como elegir fotoprotectores solares no tóxicos y respetuosos con el medio ambiente.