Disruptor endocrino, “bonito palabro” que ni siquiera el corrector ortográfico reconoce… Y no, no se trata del nombre de un súper héroe indie, ni tampoco de una nueva especie de la familia de los coleópteros.  Más bien es uno de esos conceptos esenciales a la hora de aventurarse en el proceloso mundo de los contaminantes químicos. El término (que no el concepto) es relativamente nuevo (comienza a usarse a principios de los 90) y en la Wikipedia aparece definido así: “Un interruptor endocrino, también llamado disruptor endocrino o disruptor hormonal (en inglés son llamados endocrine disruptor o EDC, Endocrine Disrupting Chemicals), es una sustancia química, ajena al cuerpo humano o a la especie animal a la que afecta, capaz de alterar el equilibrio hormonal de los organismos de una especie, es decir, de generar la interrupción de algunos procesos fisiológicos controlados por hormonas, o de generar una respuesta de mayor o menor intensidad que lo habitual.”

Efectos sobre la salud

Estas sustancias químicas simulan la acción hormonal y pueden provocar enfermedades (tanto en humanos como en otras especies animales) tales como problemas reproductivos, masculinización de las hembras y feminización de los machos, desórdenes inmunitarios o metabólicos, tumores, afectación de la tiroides y el desarrollo neuronal, etc.

Aunque existe abundante literatura científica y amplio consenso (ver el informe de la Organización Mundial de la Salud y la llamada Declaración de Parma) sobre los efectos negativos de estas sustancias y la necesidad de una mayor regulación, la normativa europea es demasiado laxa y, de vez en cuando, algún “grupúsculo” de científicos con demasiados conflictos de intereses aboga por no endurecerla. La legislación tampoco tiene en cuenta los estudios que alertan de la actividad a bajísimas concentraciones de estas sustancias, o el llamado efecto cóctel (los efectos de la combinación de determinados contaminantes aún a dosis bajas supuestamente seguras). No en vano, hace menos de un mes, el 16 de diciembre pasado, el Tribunal General de la Unión Europea sentenció que “la Comisión Europea ha incumplido las obligaciones que le incumben en virtud del Reglamento nº 528/2012 al no adoptar actos delegados que precisen los criterios científicos aplicables para determinar la existencia de propiedades de alteración endocrina.”

Esta entrada de nuestra web no pretende ser exhaustiva sino introductoria. Más adelante profundizaremos en los distintos efectos sobre la salud de estas sustancias, en la literatura científica disponible y en los disruptores presentes en la agricultura, los envases, juguetes, ropa, etc. Ahora vamos a situar brevemente el tema en relación a los cosméticos.

¿Y qué tienen realmente que ver con la cosmética?

Según un estudio del instituto independiente francés Noteo , basado en 15.000 productos de belleza e higiene, cerca del 40% de los cosméticos contiene al menos un disruptor edocrino.

Los ingredientes cosméticos con efecto disruptor endocrino más comúnmente presentes son: Parabenes (Methylparaben, Butylparaben, …), Triclosan, Bronopol (2-Bromo-2-Nitropropano-1,3-Diol), Oxybenzona (Benzophenone-3), Ftalatos (Phthalate), Cyclomethicone, Ethylhexyl Methoxycinnamate, PABA (Benzoic Acid), etc.

Una investigación de la Universidad de Duke y la organización medioambiental Environmental Working Group (EMG) halló evidencia de la absorción dentro del cuerpo de las mujeres de un ingrediente sospechoso de ser disruptor endocrino y ampliamente presente en esmaltes de uñas, el Triphenyl phosphate (TPHP). Los investigadores examinaron la orina de 26 mujeres que recientemente se habían pintado las uñas y pudieron comprobar la presencia de TPHP, cuyo nivel se incrementaba de forma pronunciada después de la aplicación de un esmalte de uñas. Puedes encontrar más información sobre este ingrediente y las marcas en las que se encuentra presente aquí.

A principios de este mismo mes (el 7 de enero), un boletín del Science for Environment Policy de la Comisión Europea, se hacía eco de un reciente estudio, que constata la relación entre varios disruptores endocrinos y la disminución de la fertilidad en hombres. Los investigadores recomiendan una reducción de los niveles ambientales de estos químicos para proteger la fertilidad masculina. Entre los químicos analizados, aparecen varios relacionados con los cosméticos, ya sean ingredientes o componentes de los envases plásticos, como los Ftalatos, el Triclosan (mira la fórmula de tu pasta de dientes) y el Bisfenol A (BPA).

Existen dos blogs en castellano dedicados a la difusión de información y noticias en relación a los disruptores endocrinos. Uno es Libre de contaminantes hormonales  de Ecologistas en acción. El otro ¡Que no te alteren las hormonas! de la Fundación Alborada, que también organiza charlas sobre el tema y tiene colgado en Youtube un seminario online sobre el tema; puedes acceder a los videos aquí.

banner-es