Hacemos una pausa en el repaso deprimente de ingredientes tóxicos para ofrecer un texto propositivo con opciones y alternativas a la hora de escoger el champú. Comenzaré con un testimonio en primera persona. Durante años sufrí dermatitis queratosica seborreica en el cuero cabelludo. “Espeluznante” nombre para una alteración cutánea que en la práctica suponía un picor frecuente y la formación de una especie de costra de células muertas en la nuca y la zona de las patillas. Fue cambiar de champú, probando algunos ecológicos sin sulfatos, y el problema desapareció casi por completo. Si paso por algún episodio de mucho estrés o como alimentos demasiados grasos, el picor puede reaparecer brevemente. También (creedme si digo que no es autosugestión) cuando voy a una casa donde debo usar algún champú con sulfatos, a los dos o tres días comienzo a notar el cuero cabelludo seco e irritado y reaparecen el picor y algunas costras. El primer consejo parece entonces claro: evitar un champú con sulfatos. El porqué, cómo identificarlos y demás, puedes encontrarlo en nuestro texto sobre sulfatos, aquí.
Otros criterios
¿Y qué más tenemos que tener en cuenta para el decisivo momento en el que escogemos el producto con el que haremos frecuentemente espuma sobre nuestra cabeza? Pues, aparte de los ya famosos parabenes, es recomendable la ausencia de parafinas (Paraffinum liquidum), perfume sintético y siliconas, entre otros. Antes de complicarnos más la vida conociendo otros ingredientes de los que iremos hablando en este blog, estas serían unas recomendaciones básicas. Normalmente las cosas son un poco más fáciles si escogemos un champú ecológico, ya que la certificación habrá hecho un cribado con su listado de sustancias prohibidas. Cada certificado cosmético tiene sus propias normas, por lo que recomiendo especialmente los productos que portan el sello del certificador italiano ICEA, uno de los más estrictos, que prohíbe expresamente los sulfatos.
El sello más usado en cosmética ecológica, el del certificador francés ECOCERT, no nos garantiza la ausencia de sulfatos, por lo que deberemos estar atentos siempre a la lectura del INCI.
Uno de los recursos más eficaces que ha encontrado la industria para generar unas sensaciones positivas con el uso de sus champús, es la inclusión de siliconas. Lo explican muy bien en la web de la marca LUSH: “Las siliconas alisan la cutícula del pelo y lo dejan suave, brillante y con tacto sedoso. Sin embargo, el problema viene cuando los ingredientes que dan estas propiedades se acumulan, ya que algunas siliconas no son solubles al agua y van dejando residuo en el cabello, de manera que al final se forma un pegote y acaban por plastificar el pelo. Cuando esto ocurre, el pelo puede tener un aspecto sano, pero ese brillo y esa suavidad no son propias de nuestro pelo, sino de la silicona que los recubre. Al formar una capa sobre el cabello, la silicona acaba plastificando el pelo y no permite que entren los nutrientes provocando que el cabello está quebradizo, ya que queda muy seco por la falta de hidratación.” Las siliconas más comunes son: Amodimethicone, Behenoxy dimethicone, Dimethicone, Cyclopentasiloxane, Cyclohexasiloxane, Dimethiconol, Cyclomethicone, etc.
Tengámoslo en cuenta, esta transición requiere un poco de paciencia y constancia. Vamos a pasar de usar un producto con detergentes agresivos (sulfatos) que arrasan con la grasa y los aceites naturales de nuestro cuero cabelludo (para después embellecerlo en parte gracias a las siliconas), a productos mucho más suaves y respetuosos con nuestra piel, con agentes limpiadores más suaves y extractos vegetales rehidratantes, entre otras funciones. Puede que pasemos unas primeras semanas confusas en cuanto a resultados, pero no conozco a nadie para quien el cambio no haya sido claramente a mejor.
Productos recomendados
Olvídate de comprar en el supermercado. Tan solo conozco un champú sin sulfatos: es de la marca Tulipán Negro, tiene un coste de 8 euros el envase de 800 ml y la formula cuenta con varios petroderivados e ingredientes dudosos. Las siguientes propuestas son accesibles mediante compra online (principalmente) o herbolarios y supermercados ecológicos.
- Age Defying Treatment Shampoo. Andalou Naturals. Actualmente, mi favorito. Fórmula impecable. El primer ingrediente es el Aloe Vera. No lleva perfume, a pesar de tener un olor agradable debido a los extractos naturales de su composición. Los ingredientes de origen vegetal cuentan con certificación ecológica en su mayoría y de Comercio Justo en algún caso. También cuenta con el sello NON GMO VERIFIED, que garantiza la ausencia de transgénicos. Complementan el listado de sellos otros dos, certificando la ausencia de gluten y de experimentación en animales respectivamente. No es ni muy liquido ni muy espeso. Hace bastante espuma y limpia de forma suave e hidratando. Por su extensa fórmula de ingredientes beneficiosos (vegetales, vitaminas, aminoácidos…) conviene dejarlo actuar un rato antes de aclararlo. Tiene un coste de 7 euros el envase de 340 ml en iHerb. Ya explicamos cómo comprar en esta web aquí.
- Nourishing Shampoo. Yes to Carrots. Lo usé durante años, hasta que la cadena Sephora (la única que lo vendía físicamente en España) dejó de traerlo. Se trata de una empresa originalmente israelí que después se trasladó a San Francisco. La información sobre sus productos es algo confusa (no queda claro si actualmente los ingredientes vegetales son ecológicos o no) y ha variado en numerosas ocasiones el INCI de sus productos, lo que añadido a que realiza versiones para el mercado estadounidense distintas de las que distribuye en Europa, hace un poco difícil saber qué ingredientes tendrá el producto que te va a llegar a casa. Tiene algún ingrediente discutible y perfume. El cuarto ingrediente es Sodium Coco Sulfate que, pese a ser un sulfato, es menos agresivo; recomiendo la lectura del texto ‘Sodium Lauryl Sulfate, Sodium Coco Sulfate y Sodium Laureth Sulfate ¿En qué se diferencian?’. Se trata del producto ideal para hacer una transición desde el champú de supermercado, ya que su textura, color y aroma lo hacen sumamente agradable. Normalmente, la fórmula de su champú para pelo teñido (de la línea Yes to Cucumbers) tiene una fórmula más natural. Lo puedes comprar por unos 10 euros el envase de 500 ml aquí y aquí.
- Varios tipos de Natura Siberica. Marca que viene de Rusia. Cuenta con varias certificaciones ecológicas, incluyendo la de ICEA. Combina ingredientes vegetales de cultivo ecológico con otros de recolección silvestre. Formulas casi impecables, pero con resultados más discretos que los de Andalou Naturals (por ejemplo). Unos 8,50 euros el envase de 400 ml. Se pueden comprar en su tienda propia de Barcelona y tiendas físicas y online a lo largo de toda España.
- Champú uso frecuente de Lino y Ortiga. Green Natural. Fórmula sencilla y suave. Perfume natural agradable. Limpia bien pero no hidrata mucho. Hace bastante espuma. Color trasparente. Certificado ICEA. Lo puedes comprar online en varias tiendas, como esta. Alrededor de 14 euros los 1000 ml.
- Biotin + Bamboo Enriching Shampoo. Nature’s Gate. Fórmula correcta (algún ingrediente discutible hacia el final de la lista). Resultados correctos. Una de las opciones más económica. A la venta en iHerb. Unos 5 euros el envase de 532 ml.
- Para finalizar, en farmacia podemos encontrar algún champú de Apivita sin sulfatos (la mayoría de esta marca los llevan) por unos 12 euros el envase de 250 ml. Caro, además de ser un producto con tanta agua, tan líquido, que se te escurre de las manos al usarlo. También tenemos la opción (más cara todavía) del champú Absolue Kératine de Rene Furterer, plagado de petroderivados y conservantes a evitar pero libre de siliconas y sulfatos. Con unos resultados (he de reconocerlo) excelentes, pero un coste de alrededor de 18 euros el envase de 200 ml.